Antes de comenzar a viajar por Asia, mis nociones acerca del budismo se limitaban a ciertas ideas básicas y mitificadas: el anuncio de Richard Gere donde llega con su coche a un monasterio perdido en el Tibet; el «Ay Dalai Lama Dalai» de Mecano; el relato de H. Hesse «Siddartha Gautama» sobre la vida de Buda (libro muy recomendable por cierto); el a priori de que no tenÃan posesiones o como a través de la meditación podian alcanzar el nirvana, un estado tal en el que los problemas no existen y donde necesitas tan poco que puedes alimentarte con un sola hojita al dÃa.
En este viaje, la curiosidad por el budismo ya me habÃa llevado a disfrutar de varias vivencias interesantes. Recuerdo la estancia en el templo de Seúl, o el senderismo en la frontera del Tibet entre monasterios antiguos y picos a casi 7000 metros, o las calaveras demonÃacas en un templo casi abandonado en el bosque a las afueras de Ulaan Baator, y por supuesto la exquisita elegancia de las tradiciones budistas de Kyoto.
Sin embargo ha sido aquÃ, en Tailandia, donde el encuentro con el budismo ha sido mucho más intenso. Segun lo que yo he visto, constituye una parte esencial de su identidad y es responsable directo del carácter honesto y amable de los tailandeses. Muchas han sido las experiencias curiososas. Hoy quiero contarte algunas de ellas
Monjes
Los monjes, a pesar de lo mÃstico de su túnica naranja y de la cabeza rapada, son al fin y al cabo, humanos. Es decir, fuman, se tatuan, hablan por el móvil, comen carne y pescado, se van de campamento y hasta utilizan el tirachinas para mantener los monos a raya. Ni que decir tiene, que los novicios más jovenes, se comportan como lo que son: niños (se aburren durante los rezos, comen golosinas, juegan a la PSP en sus ratos libres, les encanta bromear)
Iconos
Resulta curioso, cuando menos, la iconografÃa budista. A parte de que es indiscutible que ciertas esculturas de Buda reflejan una paz asombrosa, los budistas son unos cachondos. Y digo esto porque los templos están repletos de figuras femeninas mostrando unos senos perfectos. Tampoco faltan murales donde se reprenta a gente fumando opio, a parejas en posiciones Ãntimas y, por qué no, a monos copulando.
Tradición
En Tailandia, todos los varones (no se salva ni el rey), y al menos una vez en la vida, deben internarse en un monasterio. Estuve hablando con un monje que de hecho era ingeniero en una plataforma petrolÃfera y que aprovechaba sus vacaciones para cumplir con la tradición. La mayorÃa de los niños, por el contrario, no asisten de forma voluntaria: o son huérfanos o pertenecen a familias muy pobres que los entregan al templo, donde al menos reciben una educación y comida a diario.
Comida
Un dÃa, intentando perdernos en Bangkok (iba con Anthony, un francés de Perpignan que se parece a Ibrahimovic), un monje con la cara pintada de ceniza nos hizo asistir a una ceremonia de rezos, tras la cual nos invitó a comer. De hecho, una de las taréas de los monjes consiste en escaramuzas diarias al amanecer para recoger la comida que las mujeres del barrio preparan exclusivamente para ellos. Nos trataron de una forma muy cordial, todo bondad y sonrisas y nos dimos un festÃn extraordinario de platos  caseros.
Ritual
Una manaña presencié el ritual de entrada a la vida monacal. Un chaval permanecÃa sentado, vestido únicamente con una toalla enrollada,y con las palmas de las manos juntas, mientras el monje responsable le cortaba el pelo, primero con tijeras y después a cuchilla, a la vez que los familiares asistentes le iban enjuagando la cabeza con agua y pétalos de rosas. Los mechones los colocaban sobre una hoja de platanero que al final fué ofrecida a Buda. Obviamente la ceremonia está cargada de simbolismos: purificación (agua y rosas), abandono del deseo (entrega de uno mismo al templo), separación del mundo hasta ahora conocido (el pelo representa esa frontera).
Interesante, ¿verdad?
Album de Fotos sobre el budismo en Tailandia en Flickr
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2 Comentarios a “Budismo en Tailandia”
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