Como no podÃa ser de otra forma, Camboya resultó ser otro destino fascinante. Es evidente que el mayor atractivo del paÃs reside en los templos en ruinas de Angkor. Es indiscutible que es uno de los rincones más espectaculares de este mundo, y no sólo por la belleza arquitectónica, los relieves sensuales, la magnitud y la grandeza que transmiten lo que fué un imperio poderosÃsimo, sino también por el estado en que se encuentran muchos de los templos, cubiertos de vegetación, estrangulados por raÃces que de forma lenta pero sin tregua han ido recuperando el terreno que les pertenecÃa. Me parece un ejemplo bastante ilustrativo de como el tiempo, de forma inevitable, al final coloca las cosas en su sitio.
Si embargo Camboya ofrece mucho más…
En pocos lugares en el mundo he terminado el dÃa con dolor de mandÃbula de tanto sonreir a cientos de niños ansiosos y felices por saludarte. Y esto me ocurrió paseando en bici de cascada en cascada, a través de aldeas, cerca de Ban Lung en Ratanakiri.
En ningún otro paÃs he tenido que sobornar de forma tan triste e impúdica a la policia para cruzar la frontera, y no tuve otra opción que ir soltando dólares a cada agente para entrar desde Laos.
HacÃa mucho tiempo que no me ganaba el mote con el que mi tio solÃa llamarme de pequeno – «paCO JONES». Y es que durante 4 dÃas fuà de paquete en una moto por de caminos de ganado, polvorientos y olvidados, explorando tal cual Indiana Jones ruinas y templos «perdidos» y remotos donde – literalmente – el único visitante era YO. PodÃa escalar los muros, colarme en altares, quitar las telarañas, acercarme a las esculturas, y nadie, absolutamente nadie, alrededor. Sin duda fué donde mas disfruté de Camboya. Ocurrieron muchas anécdotas (baile popular para buscar pareja en el templo budista, baño en el lago con los locales, dulces caseros de coco y azúcar de palma…) sin embargo una de la mas curiosas fué el encontrarme de repente en una zona de guerra activa (en Prasat Preah Vihear, en la frontera con Tailandia): militares con metralleta, zanjas protegidas por sacos de arena, morteros y lanzagranadas apuntando al enemigo, tanques camuflados, impactos de bala en la roca… y yo paseándome tan tranquilamente y tomando fotos de todo el despliegue (ahora que lo pienso quizás Tailandia esté interesada en adquirir el reportaje).
Espeluznante me resultó aprender acerca del pasado reciente de Camboya, donde un lÃder iluminado eliminó en 3 años a un cuarto de la población. Visité una antigua prisión, centro de torturas y crÃmenes, y và un video que me dejó helado. Yo ya estaba familiarizado con la tradición asiática de no perder los nervios y mantener la calma en todo momento, pero que un soldado que trabajó en esa prisión relatase y admitiese que el torturó y asesinó sin dejar de sonreir es algo que aún me cuesta trabajo asimilar.
Y en pocas playas del mundo, Sihanoukville, es todavÃa posible disfrutar de una barbacoa de marisco y cerveza en la arena por 3 Euros. Una vez más, Viaje Redondo!
Album de Fotos de Camboya en Flickr