¿Qué tal va todo?
Espero que el ambiente navideño en el que seguramente ya estáis inmersos por estas fechas no sea demasiado empalagoso. Aquà es difÃcil hacerse la idea de que estamos en diciembre, y menos aún Navidad, sobre todo por los 30 grados diarios, el sol de justicia y las ganas con que buscamos la playa.
Me encuentro en San Juan del Sur, playa surfista Nicaraguense, muy cerquita de la frontera con Costa Rica. Todo va de maravilla. Os cuento un poco que pasó en Guatemala.
Desde que entramos en Guatemala, ambos (Mat y yo) percibimos con agrado la extrema amabilidad de la gente de este paÃs. Sentiamos a cada momento que para ellos es fundamental que todo fuese agradable para nosotros dos.
Nuestra primera parada fueron las ruinas mayas de Tikal, las más grandes del mundo en su género, y unas de las más espectaculares. Subidos al más alto de los templos, pudimos comprobar como todavÃa quedan lugares en el mundo en los que no hay rastro de civilización moderna. El espectáculo de nubes que parecen cascadas, sobre la espesidad verde de la jungla, levantándose con el comienzo del dÃa bien valió el madrugón y la noche precedente en la hamaca.
Más tarde fuÃmos a parar a «Finca del ParaÃso» (una cascada de agua caliente sobre un rÃo de agua frÃa), en el lago Izabal. Allà conocimos a un par de matrimonios de guatemaltecos, los cuales resultaron ser más que encantadores y una muestra clara de la hospitalidad de Guatemala. Tanto insistieron y tan bien nos trataron aquel dia, que justo antes de salir del paÃs, decidimos pasar una jornada entera con ellos en su acogedora mansión (tertulias divertidÃsimas, comida a gogo, ron de reserva especial y camas como Dios manda). Nos trataron como si fuesemos sus mismÃsimos hijos.
Después de Izabal, pudimos sentir en nuestras carnes lo que significa un viaje en autobus que emplea 8 horas para hacer 160 km (sÃ, una media de 20km/h). Creédme, es como el Dragon Khan de Port Aventura, pero durante ocho horas, y con unas vistas algo más variadas (mercadillos en el suelo, camionetas repletas hasta la bandera).
Y tras unos dÃas de relax en la ciudad colonial de Antigua, donde todo es bonito, tranquilo y limpio (como una ciudad burbuja ajena a los avatares y problemas mundanos del paÃs), fuÃmos a deleitarnos con otra de las maravillas de la zona: El lago Atitlán.
En el transcurso del viaje todo el mundo nos mencionaba la belleza de este lugar, el encanto mágico que hacia que viajeros de todas partes hubiesen decidido quedarse un par de meses cuando su intención inicial sólo consideraba un par de dÃas. Y tenÃan razón. El agua es tan cristalina como una copa de Evian en cristal de bohemia, el volcan San Pedro le añade un halo mÃstico y las aldeas dispersadas por las orillas conservan todas una atmósfera cautivadora. Una de estas aldeas es San Marcos, lugar idóneo para la meditación, el yoga y el culto al espÃritu. El buen rollo (la buena onda) casi es tangible y todo el mundo es amable, simpático, tranquilo. De veras, yo no querÃa irme. El influjo del lago me cautivó, y aún guardo en algún lugar la certeza de que volveré….
Hasta pronto
Paco
Album de Fotos de Guatemala en Flickr.