Desde el principio de mis dÃas en Japón me resultó muy curioso el ambiente familiar que percibÃa, sin poder llegar a concretar del todo a que era debido. Pues bien, y es que a pesar del a-isla-miento y de la lejanÃa (como bien nos recordaron «No me pises que llevo chanclas» con su temazo «Japón, ta mu lejos Japón»), la influencia que Japón ha sido capaz de exportar a España escapa a cualquier reflexión lógica.
Basta con echar un vistazo rápido para darse cuenta de que vivimos rodeados de inventos nipones: relojes Casio; cualquiera de las consolas (desde Atari, a la Gameboy de Nintendo, pasando por Sega o la PlayStation de Sony, y hasta el Tamagochi); motos Yamaha, Kawasaki o Honda; coches Nissan, Suzuki, Mitsubishi, Toyota o Mazda; cámaras de fotos Canon o Kodak; el clásico video Panasonic y el aire acondicionado Fujitsu.
Además nuestra generación ha crecido con la inestimable compañÃa de Oliver y Benji (que jugaban en el Yokohama Marinos), de los Powers Rangers, de Chicho Terremoto (no me olvido de Rosita), de Bola de Dragón, los Pokemon (y el amarillento Pikachuuu) y si me apuras, hasta de Candy Candy.
Seguro que también has oido hablar de los Samurais que se hacÃan el Harakiri con la Katana por honor; o de los Ninjas expertos en artes marciales como el Judo o el Karate (que por cierto significa manos desnudas) que practicaban sobre el Tatami; o de las sensuales Geisas vestidas con Kimonos de seda y escondidas tras Biombos; e incluso de los mastodónticos luchadores de Sumo, que aunque no griten Banzai!, si que se abalanzan como auténticos Kamikazes delante de un plato de Sushi.
Y aunque a España no lleguen Tsunamis ni la Yakuza, no nos hemos conseguido escapar de algo aún peor: el Karaoke.
Como decÃa Terminator, Sayonara baby. Paco, desde Suzhuo (cerca de Shanghai, China)
P.S:Luego te cuento algo sobre el viaje y algunas impresiones.Album de Fotos de Japón en Flickr