Y de Hawaii a Maui, en uno de esos vuelos tan cortitos que no te da tiempo ni de ir al baño porque nunca se desactiva la señal de mantener los cinturones abrochados.

Como Hawaii, Maui también tiene playas bonitas, aunque la verdad sea dicha no llegan a ser tan paradisÃacas como las del Caribe o como las del sudeste asiático, y paisajes exhuberantes de selva tropical frondosa, húmeda y brillante. Pero, claro, después de 10 dÃas en Hawaii, esto ya no me pareció tan especial. ¡Qué rápido me acostumbro a lo bueno!

Sin embargo lo que si resultó espectacular y único fué la ruta por el cráter de Haleapala, el volcan extinto que ocupa toda la parte oeste de la Maui. Descendà y acampé dentro del crater. Esa noche tuve un cielo completamente despejado y una luna casi llena y tan luminosa que reflejaba mi sombra de forma nÃtida y hacÃa innecesario el uso de la linterna. De hecho si te fijas en la foto, estaba tan clara que se ven hasta los impactos de los meteoritos. Se ven los cráteres de la luna desde los cráteres en la tierra.

A la mañana siguiente atravesé el cráter (unos 14km), sin un alma, entre conos de ceniza roja, campos de roca volcánica y arena negra. En un par de ocasiones aparecieron arcos iris. Un paisaje desolador, de otro planeta, pero muy bello a la vez.

Luego tuve que subir casi mil metros para salir del crater, y en ese camino me tocó atravesar, literalmente, las nubes. Con la humedad de estas acabé completamente empapado. En la cima, paré a un autobus de Japoneses que pasaba por allà y que accedió a llevarme de vuelta a mi coche. Recuerdo que me miraban con mucha curiosidad y también con algo de miedo.¡Arigato!

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