A la gente en general le encanta criticar Estados Unidos, pero sinceramente , hay pocos lugares en el mundo donde perderse en la naturaleza sea tan sencillo y a la vez tan salvaje.

En EEUU es tan simple como aparecer en cualquiera de los más de 50 parques nacionales y otras tantas «areas salvajes» (wilderness areas) y solicitar la información, los mapas, rutas y los permisos para lanzarse al backcountry, un concepto que no existe en español, pero que viene a indicar el lugar donde la naturaleza continua intacta, primitiva y por supuesto salvaje.
Y ese fué mi plan maestro. Desde San Francisco fuà hacia el Norte, atravesando California, Oregon y Whasington (el noroeste americano, los estados de la costa pacÃfica), pateando y acampando en todos y cada uno de los parques nacionales que me encontré por el camino.

AsÃ, me bañé en las playas desiertas y frÃas del PacÃfico en Point Reyes; me hice insignificante entre los árboles más altos del mundo en Redwood; encontré uno tras otro lagos cristalinos y solitarios en Trinity Alps; escalé un cono de ceniza desolado en Lassen Volcanic; me metà en cuevas laberÃnticas creadas por tuneles de lava en Lava Beds; rodeé el lago de Crater lake, más azúl que el mismo cielo; descubrà cascadas tropicales en la garganta del rio Columbia; aluciné en colores con los paisajes caleidoscópicos de flores y montaña glaciar en Mt Rainier; dormà en una playa con ciervos mientras veÃa los fuegos artificiales del 4 de Julio al calor de una botella de vino y salmón ahumado en Olympic; y finalmente recorrà las montañas negras y lagos de tonos mágicos en las inhospitas North Cascades.

¡Absolutamente increible y en mi salsa!