Una mañana calurosa, otra de tantas en Mompox (el pueblito que inspiró al genio Gabriel Garcia Marquez para crear Macondo en Cien años de soledad), presencié, cómodamente, desde una hamaca en el patio interior del hostal donde intentaba aliviar el sopor, cómo se fragua la polÃtica local en Colombia..

En el mismo patio, sobre un despacho improvisado (una mesa desvencijada y dos sillas de plástico), 2 personas estaban cocinando algo turbio. OlÃa raro. Una vez más la curiosidad me pudo, y les pregunté, con toda mi jeta, qué hacÃan y, una vez más, la realidad superó a la ficción. Un concejal candidato y su intermediario estaban contando cuántos votos llevaban comprados. Realismo mágico en estado puro. Y en Macondo.

Me contaron cómo funcionaba… En Mompox, para estas elecciones, el precio del voto estaba en 100.000 pesos (unos 30€). El pago lo hace el intermediario, asà el concejal no se «ensucia«. Pagan la mitad en el momento y la otra mitad una vez ganadas las elecciones (esta vez ya con dinero público).
El intermediario anota los datos de la persona, y la mesa en la que va a votar;de esta manera el concejal puede comprobar más tarde si la persona le dió realmente su voto. La mayorÃa de votantes venderán su voto ya que es la oportunidad idónea que tiene la gente humilde de sacar aunque sea un poquito de provecho a un sistema endémicamente corrupto. El concejal sabe, por lo tanto, antes de las elecciones, cuántos votos esperar de cada mesa electoral.

Para el candidato es un simple negocio, las elecciones son una inversión calculada. Anticipa de su bolsillo la campaña (carteles, eventos tontos con música y comida gratis) y la compra de los votos. Esa inversión inicial la recuperará desde el primer mes en el cargo, en cuanto le pueda echar mano al primer presupuesto que le envie el gobierno central.

Lo que más me sorprendió de todo esto es que no sólo el candidato vea las cosas de esta forma, si no que la gente, los votantes, asumen (o lamentablemente saben) y aceptan que esto será asÃ, que el candidato cogerá dinero público para cubrir su inversión… Y para enriquecerse. Al contrario, ni siquiera se plantean que ese es dinero público que se lo está embolsando un particular, en lugar de, por ejemplo, acometer mejoras para la comunidad. Nadie espera que esto ocurra. Tengo la impresión que ni se lo imaginan. Mejor pensar en otra cosa. Corrupción endémica sin tapujos. Mi dosis de puro realismo mágico en Mompox.
